La sociedad actual quiere adelgazar a cualquier precio y para ello, determinadas personas se “castigan” comiendo un solo alimento durante uno o varios días o, incluso, practicando ayunos duraderos.
Tenemos que convencernos de que no existe ningún método milagroso para perder peso, aunque parece que tienen más influencia los testimonios de famosos que han seguido algún determinado tipo de dieta “milagrosa”, que los profesionales sanitarios del área de la nutrición.
¿Qué consideramos una dieta milagro?
Las denominadas «dietas milagro» se caracterizan por ser dietas desequilibradas, no solamente en cuanto a energía sino también en cuanto a nutrientes.
Evidencian bajadas rápidas de peso, porque realmente la disminución que se produce es de músculo y de agua, no de grasa, por eso tienen efecto rebote en la mayoría de los casos.
Un peso que se pierde pero no es de grasa es fácilmente recuperable.
Según la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (SEEDO) estas dietas son peligrosas y no solo no consiguen cambiar los malos hábitos, sino que acentúan los errores, además de no contar con ninguna evidencia científica.
Las dietas milagro son más demandadas en periodos donde ha habido mayor ingesta (después del verano, navidades, etc…) o en circunstancias donde “urge” la bajada (por asistencia a bodas o eventos).
Pero nada más lejos de la realidad, ya que, aparte de desajustar nuestro organismo, después se suele recuperar el peso perdido y algún kg más.
La Federación Española de Sociedades de Nutrición, Alimentación y Dietética (FESNAD) advierte que seguir estas dietas milagro durante un tiempo puede tener consecuencias cardiovasculares, hepáticas, renales, etc…, porque, por lo general, son dietas ricas en grasas saturadas y proteínas de origen animal y deficitarias en vitaminas y minerales.
Asimismo, con este tipo de dietas es también habitual recurrir a productos cuya evidencia científica es dudosa o a complementos proteicos cuyo exceso puede acarrear problemas renales. Sin contar que la combinación de dieta milagro y suplementos es inviable en el tiempo y tiende a ser olvidada volviendo a los hábitos anteriores.
Principios básicos de las dietas adelgazantes
- Proporcionar menos energía que la necesaria para mantener el peso corporal. Es decir, conseguir un balance energético negativo.
- Suministrar proporciones adecuadas de todos los nutrientes.
- Ser aceptable por los pacientes (palatable, asequible económicamente, culturalmente, etc.)
Así pues, la Educación Nutricional es crucial cuando se trata de bajar la grasa corporal de una manera saludable. Al contrario de lo que podamos pensar, bajar peso y grasa, no es reducir cantidad de alimento, sino enseñar a ponerlo en función a la actividad, horario y circunstancias de cada persona. Es decir, el objetivo radica en organizar la alimentación a cada persona con unas pautas determinadas y siempre de una manera individualizada, trabajando hábitos de vida saludables. De esta manera, se aprende a controlar la ansiedad fisiológica provocada por no comer adecuadamente.
Es esencial recurrir a un nutricionista y trabajar estos aspectos en la consulta para conseguir los objetivos de manera saludable y para siempre.
“No es una dieta, es un estilo de vida”
Escrito por: Mª Jesús Sanz López
Nutricionista Kinesia Health & Sport
Col. Núm CLM00174